No me gustan los helados | “El postre es el plato de sabor dulce o agridulce que se toma al final de la comida”
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“El postre es el plato de sabor dulce o agridulce que se toma al final de la comida”

En la tierna infancia, durante un verano se instaló un quiosco que vendía helados en una de las calles del barrio donde vivía. Tarde tras tarde solicitaba ansiosa a mi madre: – “quiero un helado”-. Ante mi petición, ella, que me conocía muy bien y sin duda quería esquivar las tremendas anginas que acompañaron toda mi niñez, me convencía de que no me iba a gustar. Una tarde finalmente accedió y me compró un helado. Imposible recordar el sabor, pero la respuesta fue contundente: “NO me gusta, está muy frío, por favor señor, ¿mañana podría traerlo más caliente?”.

Esta anécdota de infancia es aún recordada y citada en numerosas ocasiones como uno de mis momentos estelares. De una forma natural se fue instalando en mi vida, convirtiéndose en una coletilla realmente útil. Sirve para definir casi todo lo que no me gusta, la gente sin corazón, sin valentía, sin pasión, sin alegría, sin esperanza, sin sentimientos, sin expectativas, sin proyectos, sin ambiciones, sin objetivos, sin ilusiones, sin…. Todos los sin imaginables encajan a la perfección; “NO ME GUSTAN LOS HELADOS”. Por el contrario, adoro el chocolate, en especial los bombones, y porque no, de vez en cuando una buena golosina.

Con esta carta de postres inicio este blog después de varios meses dándole vueltas a la idea de escribir mi autobiografía y a la vez un diario (me gustan los retos). A lo largo de mi vida me he repetido infinidad de veces, – esto es para contarlo-. No creo que en ella haya tenido más experiencias que el resto de los mortales, pero sí que está cargada de millones de vivencias y anécdotas, divertidas, ridículas, difíciles, traumáticas, felices, pletóricas, tristes, vida en si misma.

Así que aquí estoy, tras mi ordenador, escribiendo. Fácil adivinar que hablaré de los postres de la vida. Los que elegí y los que me ofrecieron y degusté. Aquellos a los que sigo sin poder renunciar por su cálido y dulce sabor y aquellos que no quisiera degustar nunca más por su frialdad y amargor. Todos los días y etapas que vivimos están cargadas de experiencias y vivencias, dulces o agridulces, compartidas con las personas y gentes que nos rodean, conformando poco a poco nuestras preferencias y antipatías. De sus ingredientes y su elaboración, se obtiene ese postre que aporta a nuestra persona un alimento vital, que nos nutre y nos hace crecer, madurar y avanzar.

Este es un proyecto para mi ambicioso, mi profesión no tiene ninguna relación con la escritura o el mundo literario, ¡nada más lejos! Soy una persona intuitiva e impulsiva, alegre y optimista, sociable pero muy reservada, de ahí el anonimato. Mi familia y amigos íntimos destacan de mi la intensidad con la que vivo.

He puesto en este blog alma y corazón, soy muy perfeccionista y no imaginaba como ponerlo en marcha sin ser yo, pero soy consciente de mi falta de experiencia en este campo. Animo a todos los que lean mis líneas a que opinen y participen, y porque no, hacer de este blog un lugar de interacción donde compartir pensamientos.

Me han apoyado y ayudado en esta tarea familiares, amigos y colaboradores necesarios, a los que muestro desde aquí mi agradecimiento por su apoyo en esta iniciativa y su cooperación en el diseño del logo y del blog. Gracias a todos.

 

 

 

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1Comentario
  • Ana Fernandez sanz
    13:58h, 03 octubre Responder

    Me gustaría seguir leyendo,, mucho ánimo!!
    Parece va a estar interesante…. así q te seguiré en esta tu nueva etapa.

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